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Biotecnología aplicada transforma la soberanía alimentaria de Venezuela

Biotecnología

Venezuela ha dado pasos significativos en la transformación de su modelo agrícola mediante la aplicación de biotecnología, con el objetivo de fortalecer su soberanía alimentaria y reducir la dependencia de insumos importados. Esta estrategia, liderada por el Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (MinCyT), se ha centrado en el rescate de semillas ancestrales, la recuperación de la biodiversidad agrícola y la articulación entre ciencia y poder campesino.

 

Durante el IV Foro Cultura Alimentaria y Nutricional para la Paz, la ministra Gabriela Jiménez Ramírez destacó que la biotecnología criolla ha permitido superar los daños causados por modelos agrícolas foráneos, como la llamada “Revolución Verde”, que introdujo semillas extranjeras y agroquímicos que afectaron tanto la diversidad biológica como la salud humana.

 

Uno de los avances más notables ha sido el rescate de la papa andina, cuya semilla originaria fue desplazada por variedades importadas. Gracias al trabajo conjunto entre científicos y productores, el rendimiento por hectárea se ha duplicado, pasando de 18 toneladas a más de 36 toneladas. Este logro ha sido posible gracias al laboratorio de biotecnología ubicado en Los Andes, considerado el más moderno del país, donde se reproduce y retorna material genético al campo.

 

Además, se ha trabajado en la caracterización y enriquecimiento de la microbiota del suelo, lo que ha mejorado la calidad nutricional de los cultivos. Según Jiménez, el color del maíz tratado con microbiota es verde, mientras que el tratado con agroquímicos se torna rojo, lo que indica una diferencia significativa en su valor nutricional.

 

La iniciativa involucra a más de 5.300 familias campesinas, con especial reconocimiento a las mujeres como principales productoras. En los últimos diez años, se han realizado más de 13.000 talleres de formación, y se han rescatado más de 428 rubros alimentarios, incluyendo el cacao, el ocumo y el ñame. El cacao venezolano, por ejemplo, ha ganado premios internacionales y se utiliza en fórmulas nutricionales para deportistas.

 

Desde el Centro Biotecnológico para la Formación en la Producción de Semillas Agámicas (Cebisa), en Mérida, se ha reportado un crecimiento del 5.900% en la producción de semillas desde 2019, lo que ha permitido sustituir importaciones por más de 2 mil millones de dólares en seis años. Este esfuerzo ha sido reconocido por la Unesco, que evalúa al laboratorio como posible centro de categoría dos en biotecnología y ciencia abierta.

 

La biotecnología aplicada en Venezuela no solo representa una respuesta técnica ante las sanciones y la escasez de insumos, sino también una apuesta por un modelo agrícola soberano, sustentable y basado en el conocimiento local. Como expresó la ministra Jiménez, “las semillas no se comercializan, se comparten e intercambian en redes”, reafirmando el carácter colectivo y patrimonial de esta transformación.

 

Noticia de Ciencia y Tecnología

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