Agricultura Nacional: una victoria crucial en la lucha contra la guerra económica

0
Agricultura Nacional

En el contexto de una prolongada guerra económica que ha afectado severamente a Venezuela, la agricultura nacional se ha convertido en un pilar estratégico para la recuperación económica y la defensa de la soberanía alimentaria. A pesar de los desafíos estructurales, el campo venezolano ha demostrado una capacidad de resiliencia que lo posiciona como una herramienta clave en la lucha contra las presiones externas y las distorsiones del mercado.

Recuperación en medio de adversidades
Desde 2021, el sector agrícola venezolano ha mostrado signos de recuperación tras años de contracción. Esta reactivación ha sido impulsada por la flexibilización de controles de precios y una dolarización parcial de las transacciones, lo que ha facilitado el acceso a insumos y equipos esenciales para la producción. Sin embargo, persisten obstáculos como la escasez de fertilizantes, semillas, pesticidas y combustible, así como la inseguridad rural y el contrabando, que limitan el crecimiento sostenido del sector1.

El Plan de Siembra 2025: una apuesta por la autosuficiencia
El gobierno venezolano ha lanzado el Plan de Siembra 2025 como parte de las Siete Transformaciones (7T), con el objetivo de fortalecer la soberanía alimentaria y promover el desarrollo agrícola sostenible. Esta iniciativa busca garantizar que cada semilla plantada represente un paso hacia la emancipación económica del país. El plan contempla estrategias para mejorar la producción nacional, reducir la dependencia de importaciones y fomentar la agricultura familiar como motor de empleo rural.

Indicadores de avance
Según datos de Fedeagro, en 2024 la producción nacional logró cubrir aproximadamente el 57% de la demanda interna de alimentos. El maíz blanco alcanzó un 80% de soberanía alimentaria, mientras que el arroz llegó al 65%. Estos avances reflejan el potencial del sector para abastecer el mercado interno y reducir la vulnerabilidad frente a las fluctuaciones internacionales.

No obstante, rubros como el maíz amarillo siguen rezagados, cubriendo solo el 27% de la demanda. La competencia desleal con productos subsidiados provenientes del extranjero ha afectado la rentabilidad de los productores nacionales, lo que evidencia la necesidad de políticas públicas que protejan la producción local y promuevan el financiamiento agrícola.

El papel estratégico de la agricultura
La agricultura no solo representa una fuente de alimentos, sino también una herramienta de resistencia económica. En un entorno marcado por sanciones y restricciones comerciales, el fortalecimiento del sector agrícola permite reducir la dependencia externa, generar empleo, estabilizar precios y recuperar el tejido productivo nacional.

Para consolidar esta victoria, es indispensable avanzar en la modernización tecnológica, la transición agroecológica, la mejora de suelos y la creación de cadenas de valor que integren a pequeños y medianos productores. La inversión en infraestructura, seguridad rural y comercialización será clave para sostener el impulso logrado hasta ahora.

En definitiva, nuestra agricultura no es solo una actividad económica: es una expresión de soberanía, una respuesta concreta a la guerra económica y una apuesta por un futuro más justo y autosuficiente.

 

Noticias Economía

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *